Últimamente hay muchos clientes que nos preguntan: “¿Habéis oído hablar de eso del diseño biofílico?” Y la verdad es que sí, y nos gusta mucho trabajar con esa idea.
No es ninguna moda pasajera, es más bien una forma de entender los jardines —y los espacios verdes en general— que encaja muy bien con lo que venimos haciendo en Gardex desde hace años.
Pero claro, es un concepto que a veces suena un poco técnico, cuando en realidad es sencillo y muy fácil de aplicar en el día a día.
Por eso hoy te queremos contar, sin tecnicismos y como si estuviéramos paseando por tu jardín, qué es esto del diseño biofílico y por qué puede interesarte si estás pensando en crear un espacio verde o en darle un aire diferente al que ya tienes.
¿Qué es eso del diseño biofílico?
Te lo explicamos de manera simple: el diseño biofílico es una forma de crear espacios que nos acerquen a la naturaleza y nos hagan sentir bien. No se trata solo de poner plantas bonitas, sino de diseñar pensando en cómo las personas van a vivir ese espacio.
La idea parte de algo muy básico: los seres humanos necesitamos el contacto con la naturaleza.
Está demostrado que tener cerca elementos naturales —plantas, agua, luz, texturas orgánicas— mejora nuestro bienestar, reduce el estrés y hace que los espacios sean más agradables. Y eso es precisamente lo que busca el diseño biofílico.
En el caso del diseño de jardines, este enfoque encaja a la perfección. Un jardín bien pensado no solo debe verse bonito desde fuera, sino invitarte a estar en él, a tocar, a oler, a escuchar, a relajarte.
En Gardex lo vemos como una oportunidad para crear rincones que realmente se disfruten, ya sea en un jardín privado, en una comunidad, en un hotel o incluso en un pequeño patio urbano.
¿Por qué un diseño de jardines biofílico te puede interesar?
Lo primero que solemos explicar cuando alguien nos pregunta es que este tipo de diseño no es solo para los grandes jardines de revista. Cualquiera puede aplicar ideas biofílicas, incluso en un espacio pequeño. Y lo que te aporta es muy valioso.
Por un lado, mejora muchísimo la experiencia de estar en el jardín. A todos nos gusta tener un rincón verde que no sea solo decorativo, sino un lugar donde desconectar, tomar el aire, leer un rato o charlar. El diseño biofílico busca precisamente eso: que el espacio sea acogedor y que invite a quedarse.
Por otro lado, es una manera de aprovechar mejor el jardín durante todo el año. Un diseño pensado desde esta perspectiva tiene en cuenta aspectos como la sombra, la luz, los aromas, los sonidos… y todo eso hace que el jardín sea mucho más agradable en diferentes estaciones y momentos del día.
Además, es una tendencia que hoy en día valoran mucho empresas, hoteles, restaurantes y comunidades que quieren ofrecer espacios de calidad a sus usuarios. Pero a nivel particular también está ganando fuerza, sobre todo en un contexto en el que pasamos mucho tiempo en casa y cada vez damos más valor a tener un buen entorno exterior.
Cómo lo aplicamos en el diseño de jardines
Cuando trabajamos en un proyecto con este enfoque, lo primero que hacemos es escuchar al cliente. Nos gusta entender qué tipo de relación quiere tener con su jardín. ¿Es un espacio para relajarse? ¿Para pasar tiempo en familia? ¿Para cuidar plantas? ¿Para tener un rincón de naturaleza en medio de la ciudad?
A partir de ahí, vamos pensando en cómo podemos reforzar esa conexión con la naturaleza. No se trata de poner plantas al azar, sino de elegirlas y combinarlas para que generen sensaciones agradables.
Por ejemplo, solemos buscar plantas que aporten variedad de texturas y colores, que tengan flores o aromas en diferentes momentos del año, y que atraigan mariposas o pájaros.
El uso del agua también juega un papel importante. Si el espacio lo permite, incorporar una pequeña fuente o un estanque aporta no solo frescor, sino también sonido, que es otro elemento que conecta mucho con la sensación de naturaleza.
Otro aspecto que cuidamos mucho es el juego entre la luz y la sombra. En un jardín biofílico, no todo debe estar expuesto al sol ni todo en sombra. La idea es crear zonas con distintos niveles de luz que permitan distintos usos: rincones soleados para disfrutar en invierno, zonas de sombra fresca para el verano.
También prestamos atención a los materiales. En vez de recurrir siempre a pavimentos duros y fríos, buscamos incorporar madera, piedra natural o gravas que aporten calidez y una estética más orgánica.
Los recorridos dentro del jardín suelen ser más fluidos, menos lineales, para invitar a pasear y explorar el espacio de forma más natural.
Y por supuesto, en todo momento vamos pensando en que el jardín sea funcional y sostenible. No tiene sentido crear un diseño precioso si luego es inviable de mantener o requiere un consumo de agua excesivo. Por eso elegimos especies adaptadas al clima local y sistemas de riego eficientes.
Ejemplos de detalles biofílicos que puedes tener en tu jardín
Hay muchas formas de llevar este concepto a la práctica, y no hace falta tener un gran presupuesto ni un espacio enorme. A veces con pequeños cambios ya se consigue un efecto muy potente.
Una de las cosas que más nos gusta sugerir es incluir plantas que atraigan vida: flores que llamen a las mariposas, plantas que ofrezcan alimento o refugio para pájaros. Ver cómo la fauna acude a tu jardín es una de las formas más directas de sentir esa conexión con la naturaleza.
Otra idea sencilla es crear rincones pensados para el descanso: un banco bajo un árbol, una hamaca, un espacio con plantas aromáticas donde leer o tomar un café. Muchas veces son estos detalles los que hacen que un jardín se disfrute de verdad.
El uso de plantas aromáticas también aporta mucho: romero, lavanda, tomillo… no solo embellecen el espacio, sino que llenan el aire de aromas agradables que cambian con las estaciones.
Si el espacio lo permite, integrar un pequeño elemento de agua siempre es un acierto. No hace falta un gran estanque: una fuente sencilla puede transformar la atmósfera de un rincón del jardín.
Y por supuesto, el uso de materiales naturales en los elementos del jardín refuerza la estética biofílica: maderas, piedras, textiles naturales en los muebles de exterior…
En resumen
Al final, el diseño de jardines biofílico va de una cosa muy simple: crear espacios en los que te apetezca estar. Jardines que no sean solo un fondo verde que se mira desde la ventana, sino lugares vivos, llenos de sensaciones, que te conecten con la naturaleza cada día.
En Gardex nos gusta mucho trabajar con esta filosofía porque sabemos que un buen jardín no es el que más plantas tiene ni el que más complicado es de mantener, sino el que más se disfruta. Y cuando se diseña con esa idea de conexión natural, la diferencia se nota.
Así que si tienes un jardín o un espacio verde y te apetece darle ese aire más natural, más vivido, más humano… ya sabes que el diseño biofílico es un camino estupendo para conseguirlo.